
Yo ya sabía que en Italia los coches son
máquinas (macchinas) o que en Francia al
tiburón lo llaman la
diosa (déesse), pero no me había parado a pensar en lo realmente transcendente de estas cuestiones hasta que los de Pixair decidieron que el 911 de la película Cars se llamase… Sally.

- “¡¡Qué mamones, ¿el 911 una chica?, ¿y cómo se lo explico yo a mi hijo?!!”
Visto desde fuera puede parecer una gilipollez, pero en mi imaginario personal los coches siempre han sido chicos, como los camiones, y al contrario que las furgonetas, las motos o las grúas. Salta a la vista que estoy influido por el lenguaje (cualquier grúa es más masculina que cualquier Fiat Panda) pero cuando algo está grabado en el cerebro desde sus mismísimos orígenes, cuesta muchísimo doblegarse ante otra realidad, por poderosa que ésta sea.
Por pura presión mediática he terminado acostumbrándome a ver a Sally como una chica, aunque me he autoayudado convenciéndome a mí mismo de que sólo son chica los 911 con faro de lágrima alargada (los 996 de 2ª serie).
Pero el asunto ha hecho mella definitivamente en mi mente. Me reconcome pensar que los Ferrari puedan no ser musculosos muchachotes (como yo los imaginaba), sino sinuosas damisellas, macchinas.

Y la cosa cobra tintes esquizoides cada vez que veo un DS:
¿tiburón… o diosa?