El De Tomaso Vallelunga fue la primera creación de un Argentino afincado en Italia, Alessandro De Tomaso, un personaje al que no le asustaban nombres como Ferrari, Alfa Romeo, Maserati o Lamborghini.
Buscando las prestaciones en la ligereza antes que en la potencia bruta, diseñó un coche con chasis tubular, con una innovadora carrocería de fibra de vidrio, el motor procedente del Ford Cortina de solo cuatro cilindros era, aunque poco indicado para un deportivo italiano, lo de menos. Tenía la difícil labor de crearse un nombre en el país de los deportivos puros, de las altas cilindradas, y del exceso de caballos.
Un país en el que en esos años los deportivos de altas prestaciones eran sagrados, todo estaba permitido excepto la mediocridad.
Deportivos ligeros como los Cisitalia primero y los Abarth después habían batido a cilindradas y marcas superiores, la aparición del Vallelunga fue recibida con cierto excepticismo.
Posiblemente el Vallelunga no era el deportivo italiano más deseado de los sesenta, hoy la historia lo ha puesto en su sitio. Su producción que no superó los 100 ejemplares han convertido al primer De Tomaso en un vehículo tan mítico como exótico.
Posiblemente el Vallelunga no era el deportivo italiano más deseado de los sesenta, hoy la historia lo ha puesto en su sitio. Su producción que no superó los 100 ejemplares han convertido al primer De Tomaso en un vehículo tan mítico como exótico.
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