miércoles, 26 de agosto de 2009

Aburrido ayer, apasionante hoy

Hay una vertiente de nuestra afición con la que no logro identificarme, y es la de los llamados "clásicos populares", entendiendo por ello vehículos que han alcanzado cierta relevancia, no por su espíritu, ni su belleza, ni sus prestaciones, ni su originalidad… sino por su éxito comercial en un determinado momento.

Llevado a otros ámbitos, un clásico popular del cine sería “Recluta con niño”, un clásico popular de la gastronomía lo es ya el woper, y un clásico popular de la arquitectura serán los chalets adosados.

Es innegable el interés histórico, incluso sociológico de determinados modelos, pero me cuesta entender el proceso por el cual un Renault Megane dti puede llegar a despertar en el futuro las pasiones de las que hoy es incapaz.

Por supuesto que no me estoy refiriendo al Escarabajo, ni al Mini, ni al Mustang... estoy hablando de esos modelos insulsos e irrelevantes, que de repente alcanzan cotizaciones sorprendentes, y que de vez en cuando rellenan páginas de nuestras revistas favoritas, haciéndome arrepentir por los 5 euros gastados.

Creo que estas máquinas pertenecen más al mundo de las antigüedades que al del automóvil, y que su sorprendente valoración responde principalmente a la nostalgia.

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